A Facundo Castro
La mujer vende frutillas y pronuncia con vigor y gusto cada ese, sin excepción.
– Grandes las frutillas. Baratas las frutillas.
– Mirá el gorro que tiene. Dice DG. Seguro que lo compró por monedas en la ferianda del riachondo. Es peruana o boliviana. O las dos cosas.
– Grandes las frutillas. Baratas las frutillas, sabrosos los arándanos.