Shocker

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Las creaturas despiden su fétido aliento debajo de la ciudad desde mucho antes de que se construyera el metro. El carnicero las alimenta por las noches para evitar que ataquen a los pasajeros durante el día.

Las redes sociales permiten que la información fluya falaz y con inexplicable furia fanática.

En 2008, año de la presentación de The Midnight Meat Train, los celulares eran flip, o kosher phones, nomenclatura de uso y costumbre en Borough Park, Brooklyn.

Por entonces los veganos eran una secta más pequeña que la de los cristianos en el año 1. Los evangelios no habían alcanzado su punto de perfección literaria y los apostoles no abrazaban la fe fascista.

Brooklyn es el setting elegido por Ryûhei Kitamura para el rodaje de un film tan notable como descuidado por la crítica, que no es tal.

Un imponente homicida se sumerge en las entrañas del metro de New York. Allí debajo, en las profundidades de ese Hades mecánico, eléctrico, pletórico de luces, superficies tornasoladas y ruidos estruendosos, ejecuta su misión de modo inapelable, con solidez robótica, como Golem sanguinario conducido por demiurgo psicópata.

Basado en un cuento de Clive Barker, el film presenta abominaciones ancladas en la mitología que Lovecraft imaginó para The Call of Cthulhu.

Only poetry or madness could do justice to the noises heard by Legrasse’s men as they ploughed on through the black morass toward the red glare and the muffled tom-toms. There are vocal qualities peculiar to men, and vocal qualities peculiar to beasts; and it is terrible to hear the one when the source should yield the other. Animal fury and orgiastic licence here whipped themselves to daemoniac heights by howls and squawking ecstasies that tore and reverberated through those nighted woods like pestilential tempests from the gulfs of hell. Now and then the less organised ululation would cease, and from what seemed a well-drilled chorus of hoarse voices would rise in sing-song chant that hideous phrase or ritual: “Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn.”

Podría haber reclamado para sí Lothrop Stoddard, en clave alegórica.

La propuesta activa vectores de lecturas a medida que la cordura y la insania se solapan con progresividad imperceptible.

Slasher film que se destaca por la precisión de sus cuadros, la exacta extensión de las escenas, actuaciones contenidas y economía de palabras. La sádica violencia gráfica y los repulsivos arcanos del mundo subterráneo contrastan en sincronía parabólica con la civilización en superficie.

La banda de sonido suele ser una industria posterior al rodaje del film que sirve de inspiración y guía. Este es un caso extraordinario. Podría decirse que cada uno de los trabajos fue el material primario que alentó la génesis de su contraparte. La música de Robert Williamson & Johannes Kobilke permite que la paradoja, no exenta de irónica certeza, reclame un lugar en el ámbito de lo posible. GJ

https://www.imdb.com/title/tt0805570/?ref_=fn_al_tt_1

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